"There's a reason for everything. There's always a plan"
Los fines de semana todos tenemos nuestros propios rituales, lavar la ropa, salir a hacer las compras y de vez en cuando, ver una película de comedia nunca está de más. No concuerdo con la idea que Heaven Can Wait es absurda en su premisa, incluso Dios puede equivocarse y en una burocracia algunos procesos son tan ambiguos que remover a alguien antes de tiempo es algo que podemos ver todo el tiempo. Lo que logra Warren Beatty y Elaine May en términos del guion es una mezcla de fantasía y absurdismo que no solo hace a uno reír, nos hace pensar en nuestras propias vidas y que haríamos si se nos diera otra oportunidad.
Si bien el personaje de Joe Pendleton (Warren Beatty) busca satisfacer sus deseos terrenales y cumplir su sueño de jugar en el Super Bowl uno se da cuenta de que, a pesar de tener todo el dinero del mundo, al entrar en el cuerpo de Leo Farnsworth, este nunca pierde su objetivo ni su capacidad de empatía con el mundo y sus allegados. Por supuesto, este tipo de historias no es nueva y se adapta y transforma a lo largo del tiempo, A Christmas Carol tiene una idea similar al igual que It's a Wonderful Life, lo que eleva a la película y la hace, a mi parecer, única, es el arrebatarle a nuestro protagonista su memoria y la oportunidad de vivir el resto de su vida con una nueva lección.
Al final, la ambigüedad de si logrará recordar su antigua vida o no queda a la imaginación del lector, se nos tienta la idea de recuperar la memoria con varios objetos y personas importantes en la vida de Joe, su entrenador hablando con él, su clarinete presente en el vestuario del equipo, y finalmente Betty Logan, su prometida, apareciendo al final, pero sin ningún indició de saber algo excepto que la estática de ambos logra trascender barreras de tiempo, cuerpo y niveles espirituales.
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